La Didáctica como cualquier ciencia ha de ser también innovadora no sólo por su carácter científico, sino por las exigencias de cambio que demandan las necesidades e intereses de los contextos socioculturales y educativos en los que se desarrolla. Si una innovación es proyecto que mira hacia delante la Didáctica tiene que ser innovadora porque todos sus proyectos tienen carácter prospectivo. Además, se llama innovación no a cualquier cambio, sino a aquél que representa alguna mejora. La Didáctica tiene que ser innovadora porque su finalidad es conseguir el cambio perfectivo que supone formar educativamente a los alumnos, lo que significa, hacerlos mejores en todas las dimensiones de su persona. Para ello el papel del profesor es fundamental y, en consecuencia, su formación, sin la cual todo proyecto de cambio quedaría menguado.
Para Escudero (2000:14), la Educación ha de ser entendida como una actividad innovadora, relacionada con el cambio y la transformación, con la mejora social y humana. Lo contrario supondría recortar su propia entidad, desconectarla de tiempos y demandas sociales, así como también de los sujetos particulares a los que pretende servir y transformar y, para Saturnino de la Torre (2000: 151), "una formación para el futuro, reclama un currículum para el cambio y metodologías didácticas innovadoras".
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